jueves, 27 de noviembre de 2008

El Cambio de la Montaña y el Mar

Las técnicas y estrategias de Miyamoto Musashi son validas para la vida cotidiana.
Normalmente reaccionamos a un problema de la misma forma, tal como lo hemos aprendido o concebido, y nos es difícil cambiar nuestro punto de vista, es decir que los errores se repiten; de ahí que el ser humano tropiece, no una, sino varias veces con la misma piedra, y algunos mas obcecados que oír muchísimas mas.
“La Montaña y el Mar” significan que es mala táctica hacer una y otra vez lo mismo. Tal vez tengamos que repetir algo alguna vez, pero no debería repetirse una tercera vez.
Cuando intentamos alguna táctica sobre un adversario, si no funciona la primera vez no obtendremos ningún beneficio precipitándonos a hacerla de nuevo.
Debemos cambiar nuestras tácticas de manera abrupta, haciendo algo completamente diferente. Si todavía esto no funciona, intentemos alguna otra cosa.
Así pues, la ciencia de las artes marciales implica la presencia de espíritu para actuar como mar, cuando el enemigo es como la montaña; y actuar como la montaña cuando el enemigo es como el mar.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Ichi Go Ichi E: Una Vida, un encuentro

En el siglo XV, una de las centurias más sangrientas de la historia del Japón, apareció un arte más sereno dedicado a la búsqueda de la paz y la armonía: la ceremonia del té. Una ceremonia que supone el culto a la realidad, a la belleza simple, natural y despojada de lo que es imperfecto o asimétrico. El pabellón del té es una construcción de madera que se inspira en la simplicidad de las casas rurales.
Los materiales se escogen y reúnen con sumo cuidado, respetándose su estado y formas naturales. Tejado de paja, arquitectura ligera y descuido aparente en la simplicidad. Todo concurre en traducir la fugacidad del mundo material. Este aspecto efímero del pabellón del té se opone a la realidad del espíritu eterno. El puente es una corriente, el río no es una corriente.
El espacio interior de la casa del té está vacío y contiene muy pocos objetos que expresan la sensibilidad estética del momento. Ausencia de sonidos, colores y movimientos. Se procura conservar una armonía sutil.
El invitado es un elemento esencial en la construcción de la atmósfera. De la búsqueda de la perfección, más que de la inaccesible perfección misma, nacen los rasgos de dulzura y bienestar.
El huésped prepara la ceremonia durante dos horas, observando un ritual tan importante como el del té mismo.
Los invitados cruzan un umbral de la puerta que no mide más de un metro de altura. Para ello deben inclinarse, un signo de humildad y gratitud. Las armas deben quedar fuera de este santuario, bajo el alero.
Cada movimiento de la ceremonia se efectúa ahorrando gestos innecesarios y con gran precisión. Su cumplimiento es una meditación profunda que instaura una comunión entre los participantes. En este intercambio dominado por la intuición, toda palabra es superflua. Reina la paz y el silencio. Huésped e invitados comparten en el mismo instante y espacio el segundo de eternidad contenido en una taza de té.
El aroma del te impregna el aire y el instante. Quizas sea el último encuentro. Quizas mañana llega la muerte. Quien podria suponer la intensidad de esta comunión espiritual que solo puede turbar el agua hrviente. Envueltos en el silencio, estos ruidos son ecos q emanan del universo. Huésped e invitado dejan el vacio y la calma de la habitación, recojen sus armas y se dirigen hacia el campo de batalla. Pronto oiran los gemidos de heridos y moribundos. El aire estará cargado con el olor acre de la muerte. Sus ojos presenciaran el rostro sufriente del enemigo ensangrentado, cubierto de sudor y polvo. Cara a cara, se encontrarán con el infierno.
En esta época de guerras permanentes la taza de té compartida era un símbolo de vida, su aroma evocaba un momento de suspenso en el tiempo, en la eternidad. El recuerdo de este instante de paz infinita se prolongaba en el espiritu del guerrero. Simbolizaba el encuentro y la separacion, la alegria y la amargura. No importa la duracion de la vida. Si en verdad no se trata mas que de un segundo que la mente renueva constantemente. Ichi go Ichi e.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Artes Marciales: Entre el Mito y el Aporte Concreto

Los adolescentes no están exentos al gran problema generalizado de la violencia que esta encarnado en la sociedad, ahora explotó en las escuelas. ¿De que forma pueden influir las artes marciales?La violencia esta dentro de las principales causas de muerte en la actualidad y se origina por problemas de educación, consciencia y pobreza extrema. La conglomeración de estos tres elementos se refleja en el vandalismo humano que abunda en los últimos tiempos. En lo que va del 2008, los casos de agresiones y peleas en las instituciones educativas se reproducen a pasos agigantados. El promedio de edad de los jóvenes agresores ronda entre los 11 a 18 años. La violencia en la escuela no distingue regiones, prácticamente no hay diferencias entre las distintas zonas del país, ni estratos sociales. Pero; ¿qué tendrán que ver las artes marciales en el núcleo de esta cuestión? Generalmente, es fácil caer en el razonamiento que la práctica de un arte marcial puede ser contraproducente para la erradicación de la violencia, mucho más en edades precoces. Ahí es cuándo se comete un grave error. "El arte marcial es un excelente método formativo, recreativo y terapéutico para contrarrestar esta tendencia de violencia arraigada en la sociedad". La gran variedad de artes marciales trabajan diferentes herramientas por las cuales se permite canalizar y poder dominar ese grado de violencia, que es innato en cada ser humano. Si uno puede llegar a oprimir dicho prejuicio logrará controlarlo en todas las situaciones, hasta en las más adversas. Las artes marciales no enseñan a disputarse a golpes con otras personas, como muchos creen, sino como elemento para la defensa personal o del más débil, por lo que no solo se aprendería a respetar a los demás sino también a respetarse a sí mismos y entender mejor que no se debe pelear por cualquier motivo. Es habitual que los padres decidan llevar a sus hijos a practicar un arte marcial para que se solucionen todos los problemas de conducta y de ese modo desligarse de lo que es la base de la problemática. Sin duda, que un niño se involucre en la práctica de un arte marcial, puede ayudar en su enseñanza y formación, brindando las herramientas para poder manejar desde otra perspectiva este gran dilema de la violencia. Pero no se puede dejar simplemente en manos de una disciplina semejante responsabilidad. Los padres tendrán que cumplir con su rol, las instituciones (familia, escuela, sociedad, gobierno, medios de comunicación, etc.) con el suyo. Todos aportando su granito de arena. De esta forma sería un buen comienzo para ver con otros ojos el futuro de las nuevas generaciones.

Enseñanzas del Fundador

Morihei Ueshiba (1883-1969) fue el más grande maestro de artes marciales de la historia. Aun siendo un anciano de ochenta años, podía desarmar a cualquier enemigo, vencer a cualquier número de atacantes e inmovilizar a un oponente con un solo dedo. Aunque invencible como guerrero, Morihei era sobre todo un hombre de paz que detestaba las peleas, la guerra y toda clase de violencia. Su camino era el Aikido, que puede ser traducido como “El Arte de la Paz”.El Arte de la Paz es un ideal, pero se desarrolló en la vida en muchos frentes. En su juventud Morihei sirvió en la infantería en la guerra ruso - japonesa; luego enfrentó a piratas y bandidos durante una aventura en Mongolia y después de dominar varias artes marciales, fue instructor de las academias militares de elite en Japón. Sin embargo, durante toda su vida, Morihei sentía una dolorosa inquietud por las luchas y enfrentamientos que plagaban su mundo; las batallas de su padre con políticos corruptos y sus mercenarios, la devastación de la guerra y la brutalidad de los líderes militares de su país.Morihei se encontraba en una búsqueda espiritual y tuvo tres visiones que lo trasformaron. La primera ocurrió en 1925, cuando tenía 42 años. Después de vencer a un espadachín de alto rango al evitar todos sus avances y cortes (Morihei estaba desarmado), salió a su jardín. “De pronto, la tierra tembló. Un vapor dorado surgió del suelo y me envolvió. Me sentí transformado en una imagen dorada y mi cuerpo parecía tan liviano como una pluma. Repentinamente comprendí la naturaleza de la creación; el Camino del Guerrero debe manifestar el Amor Divino, un espíritu que abraza y nutre a todas las cosas. Lágrimas de gratitud y de gozo corrían por mis mejillas. Ví a la tierra entera como mi hogar, al sol, la luna y las estrellas como íntimos amigos. Todo apego a las cosas materiales se desvaneció”.La segunda visión tuvo lugar en diciembre de 1940. “Alrededor de las dos de la mañana, mientras practicaba una purificación ritual, olvidé de pronto todas las técnicas de arte marcial que había aprendido. Todas las técnicas que mis maestros me habían transmitido aparecieron completamente renovadas. Ahora, eran de vínculos para el cultivo de la vida, el Conocimiento, la Virtud y el Sentido común en vez de recursos para derribar e inmovilizar a la gente.”La tercera visión sucedió en 1942, durante la peor de las batallas de la segunda guerra mundial y en uno de los períodos más oscuros de la historia humana. Morihei vio un Gran Espíritu de la Paz, un sendero que podría conducir a la eliminación de toda lucha y a la reconciliación de la humanidad. “El Camino del Guerrero ha sido mal interpretado como medio de matar y destruir a otros. Aquellos que buscan competencia cometen un grave error. Golpear, lastimar o destruir es el peor pecado que un ser humano puede cometer. El verdadero Camino del Guerrero debe impedir la matanza, es el Arte de la Paz, el poder del amor”. A partir de ese momento, Morihei se retiró al campo y dedicó cada minuto de su vida a refinar y difundir el Aikido, el Arte de la Paz.A diferencia de los autores clásicos antiguos de guerreros como El arte de la guerra y El libro de los cinco anillos, que aceptan la inevitabilidad de la guerra y enfatizan la estrategia astuta como medio de llegar a la victoria, Morihei comprendió que la lucha continua con otros, con nosotros mismos y con el medio circundante arruinaría la tierra. “El mundo seguirá cambiando dramáticamente pero la lucha y al guerra pueden destruirnos totalmente. Lo que ahora necesitamos son técnicas de armonía y no de enfrentamiento. Se requiere el Arte de la Paz y no el Arte de la Guerra”. Morihei enseño el Arte de la Paz como una disciplina creativa del cuerpo y de la mente, como un medio práctico de manejarse ante la agresión y como un medio de vida que alimenta el coraje, la sabiduría, el amor y la amistad. Interpretaba el Arte de la Guerra en el sentido más amplio posible y creía que su principio de reconciliación, armonía, cooperación y empatía podía ser aplicado valerosamente a todos los desafíos que la vida nos presenta en las relaciones personales, en la interacción con la sociedad, en el trabajo y en los negocios y en la relación con la naturaleza. Todo hombre puede ser un guerrero por la paz.Aunque el Aikido se originó con Morihei en Japón, intenta ser un don para toda la humanidad. Algunos han elegido, o elegirán en el futuro, el Aikido como su propio camino particular, practicándolo a su vida cotidiana. Muchos más han sido y serán, espero, inspirados por el mensaje Universal del Arte de la Paz y sus implicaciones para nuestro mundo.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿Qué es el AIKIDO?

El AIKIDO es un arte marcial de origen Japonés, fundado por el Maestro Morihei Ueshiba (1883 – 1969), y que hereda tanto la tradición marcial de las artes de combate de las que desciende, como una profunda espiritualidad y filosofía.
Pero, ¿qué es lo que diferencia al Aikido de las demás artes marciales? El Maestro Ueshiba concluyó que el verdadero espíritu de las artes marciales no se encuentra en una atmósfera competitiva y combativa, donde la fuerza bruta domina y el objetivo supremo es la victoria a cualquier precio, sino en la búsqueda de la perfección del ser humano, física, mental y espiritualmente a través del entrenamiento constante y la práctica continua.
El AIKIDO se niega a convertirse en un deporte competitivo y rechaza todo tipo de certámenes o concursos que incluyan las divisiones por pesos, las clasificaciones basadas en el número de victorias y la recompensa a los campeones, pues entendemos que estas cosas sólo alimentan el egoísmo o la egolatría y la falta de interés por los demás.
El AIKIDO es un camino abierto a toda la gente que aspira a ser uno con la naturaleza.
AI se interpreta como armonía, KI es energía, espíritu; y DO es camino, vía.
Las puertas del AIKIDO están abiertas a las personas de todas las edades, clases sociales, sexo, nacionalidades y razas. El entrenamiento de la mente, el cuerpo y el espíritu está basado en el amor y la armonía. El AIKIDO principalmente intenta cultivar la verdadera humanidad en un mundo pacífico. Las prácticas se realizan en un marco de respeto y camaradería, siendo uno de los principios legados por el fundador el de practicar con vigor alegría.
En el año 1991 fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas como “El Arte de la Paz”.
¿Cuales son los beneficios? A diferencia de otras Artes Marciales, el AIKIDO puede ser practicado por personas de todas las edades. Esto se debe a la circularidad que caracteriza sus movimientos, que al ejecutar las técnicas prioriza la relajación y la fluidez en vez de la fuerza y a que se cuida en todo momento la postura.
Estos son algunos beneficios de la práctica:
Mejora la flexibilidad.
Desarrolla los reflejos.
Mejora el equilibrio y la coordinación.
Mejora la circulación sanguínea.
Estimula las articulaciones previniendo artritis, artrosis y otros problemas articulares.
Mejora la postura, fortaleciendo la columna.
Previene el Stress.
Evita contracturas, relajando y alongando las articulaciones.
Ayuda a la relajación debido al manejo de la respiración.
Club Italiano
Bs. As. 1252 (Rosario)
Lunes, Miércoles y Viernes
20 a 21:30 Hs.
Instructor a Cargo: Mariano Schneider
Tel.: 0341-156660453